De  vez en cuando, tenemos  la oportunidad de observar al telescopio un raro, aunque científicamente carente de valor, evento en la Luna. Debido a la luz del Sol que se asoma sobre los cráteres en el terminador lunar,  podemos ser testigos de un efímero juego de luces en la parte obscura de la Luna. Como si Fox Mulder estuviera llamando a su informante, una gran X se puede observar en la parte baja central de nuestro satélite. Efímero pues esta ilusión solo dura unas 4 horas desde su formación inicial hasta su desaparición, cuando la zona se baña completamente de luz. Este evento que se produce cada mes (para ser más exactos, cada 29.530589 días), como la mayoría de los paisajes sombreados en la Luna, alrededor de la fase de primer cuarto. Conocida como la X-lunar o Werner-X, esta forma se produce periódicamente y es perfectamente observable con telescopio o con binoculares. ¿Porque no es más popular esta X?.  Quizás porque la mayoría de los astrónomos nos ponemos a observar en la noche ya que se metió el Sol. Y después de  que nos tomamos un cafecito para “entrar en calor” (incluso en verano) y ya con los ánimos bien puestos sacamos el telescopio y en lo que lo montamos y alineamos y otra bola de acciones perfectamente no-científicas, lo apuntamos a la Luna y el evento ya se acabo. Pero aunque nos preparemos con tiempo para verlo, el evento no es seguro que aparezca en la fase indicada en nuestra localidad. La Luna, como la Tierra, esta en movimiento, y el Sol se eleva sobre el horizonte lunar 30 veces mas lento que en la Tierra, dándonos una ventana de aproximadamente 4 horas para disfrutar la X-lunar.  Y tomando en cuenta que no es exactamente 30 días de X a X, esa discrepancia hace que la X se aparezca cuando la Luna está de día o antes del amanecer o después de que se oculte, cuando ya no esta visible para el observador.  Pero si sabemos la fecha y la hora de cuando la X aparece y su posición selenográfica, incluso de día, la podemos descubrir.